El día del Amor



El día del Amor.
César Peralta

Como cada año el 14 de febrero celebramos el día del amor y la amistad, si bien es cierto que es un día lleno de mercadotecnia- consumismo, díganme ustedes que día no es así en estos tiempos. Para mí este día nos brinda la oportunidad de reflexionar acerca del amor, una palabra con diversos significados y apreciaciones, un sentimiento que todos hemos sentido y sentimos a veces sin darnos cuenta, porque la realidad es que el amor siempre, ha estado, está y estará presente, ya que es un sentimiento poderoso que habita dentro de cada uno de nosotros y que al reconocerlo nos hace sentir completamente poderosos, protegidos, plenos y llenos de alegría por vivir.
 
La mayoría crecimos entendiendo el amor única y exclusivamente como el amor romántico - pasional, ese que vimos tantas veces en las películas y  las telenovelas, ese amor que nos hace escuchar las canciones de “córtate las venas” con mucha enjundia y sentimiento, ese amor que implica el encontrar a la “media naranja” que nos complemente, nos llene y nos ame tanto que nos haga sentirnos en las nubes, tal como lo vemos en las películas. Este amor también implica celos, peleas, reconciliaciones, dolor, lagrimas, angustia, ansiedad, inseguridad, coraje y muchos otros sentimientos no placenteros, en pocas palabras muchos de nosotros tenemos un concepto del amor equivocado y  basado en el drama.
 
Pero antes de culparnos, seamos compasivos con nosotros mismos y entendamos que esta idea y conceptos del amor que hemos aprendido, han sido plantados en nuestro cerebro desde que éramos muy pequeños y han sido reforzados durante toda nuestra vida con dramas tele novelescos que nos han hecho creer que para amar necesitamos sufrir y sacrificarnos por el otro, perder nuestra personalidad y lo más triste nuestro amor propio.
 
Es aquí en donde me quiero detener y reflexionar un poco más ya que es el amor que nos tenemos a nosotros mismos la clave para establecer relaciones afectivas, amistosas y amorosas de calidad y duraderas con nuestros semejantes, pero sobre todo es la llave que nos abre la mente y el corazón para crear una relación amorosa plena y de calidad con nosotros mismos. Sí, la relación amorosa más importante.
 
Es el amor propio el que nos permitirá apreciarnos, valorarnos y sentirnos merecedores no solo de amor, sino de toda la paz, la felicidad, la abundancia y todas las maravillas del universo. Al mismo tiempo este nuevo entendimiento del amor nos hará evitar y alejarnos de toda circunstancia, situación o persona que no nos valore, pretenda degradarnos, abusar de nosotros, manipularnos y hacernos sentir que no merecemos una vida plena.
 
El amor propio debería ser inculcado en nosotros desde muy pequeños por parte de la gente que está a nuestro alrededor, nuestra familia, la comunidad y la escuela. Nos deberían enseñar a amarnos y a respetarnos desde que somos niños y con esto evitaríamos mucho sufrimiento y dolor innecesario en nuestra vida adulta.
 
Sin embargo,  a mí me tocó aprender esto por mí mismo y después de vivir muchos años sintiéndome incompleto e inseguro, convencido de que algo estaba mal con mi vida y que tenía que cambiar para ser aceptado, incluido y amado en la sociedad en la que crecí, un día tome la decisión de amarme con todas mis fuerzas y empezar a crear la vida que siempre soñé y que merezco.
 
Para los psicólogos la falta de amor propio se evidencia cuando alguien experimenta fuertes sentimientos de inseguridad, soledad, miedo, enfado, vergüenza o culpa y debido a eso, nos convertimos en personas que no sabemos poner límites, y muchas veces permitimos el maltrato psicológico, emocional y hasta el físico con tal de sentir que somos amados.
 
Leyendo el párrafo anterior creo que lo experimente todo, pero tengo que reconocer que  crecí con una fuerza interna que me permitió navegar y superar periodos de depresión que no compartía y en las que me refugiaba en las adicciones y en hábitos auto- destructivos. Los que me conocen quizá nunca se dieron cuenta pero dentro de mi había una gran batalla que se gestaba en mi interior, la batalla de negarme a mí mismo y evadir toda clase de burlas y rechazo.
 
La información que escuchamos desde que somos pequeños queda grabada en nuestra memoria por siempre, recuerdo escuchar platicas de adultos entre estos familiares en las que se hablaba de los homosexuales como personas enfermas, con problemas mentales y degeneradas. Más tarde los chistes homofóbicos y las burlas, otras veces la condena al “infierno” y todas estas manifestaciones de odio y rechazo. Palabras que calan más profundo en nuestra mente y corazón cuando vienen de las personas más cercanas, afectando sin duda nuestro comportamiento y decisiones futuras. Por eso para los que son padres y tienen hijos pequeños les pido eduquen a sus hijos en el amor, enséñenle a sus hijos a amarse tal y como son, a amar a los demás, a respetar a los demás, enséneles que todos somos iguales, que todos somos hermanos, que todos somos uno pero a la vez diferentes, enseñemos a las nuevas generaciones a incluir, a sumar, a respetar, enseñémosle a amar.
 
Recuerdo tener que correr para ir al baño cuando iba en la primaria quizá tendría 7 u 8 años, corría tan rápido a cómo podía para evitar que los gritos y los insultos fueran prolongados, los chicos de quinto y sexto año solían gritarme y burlarse de mí,  insultos que a esa edad yo no entendía.  Lo que me pasaba no era exclusivo de la escuela, solía correr también de mi casa a la “tiendita” o de plano tomar un camino más largo con tal de evitar a los vecinos que se juntaban en la esquina de la calle para evitar sus burlas e insultos.
 
Una tarde de diciembre salí con mis vecinos a cantar la famosa “rama” y fue justo ahí en esa esquina que yo tanto evadía en donde nos apedrearon y una piedra me rompió la ceja, la sangre corría por mi cara y un sentimiento de tristeza y miedo por mi mente. Cuando mi padre me pregunto qué había pasado solo le dije que no sabía quiénes habían sido, la verdad es que si sabía, siempre supe quiénes eran los que me agredían, los que se reían y burlaban de mí. Hoy la vida nos ha puesto en el lugar que nos corresponde y a todos ellos les deseo lo mejor.
Años más tarde la situación se fue mejorando ya no me insultaban, a medida que fui creciendo y por mi formación “católica” ser gay estaba totalmente fuera de mi panorama, eran solo malos pensamientos que se podrían evitar si rezaba lo suficiente. La oración nunca funciono esos pensamientos siempre aparecían, o se hacían más evidentes. Algo está mal conmigo y eso lo tengo que eliminar, eso no puede ser posible, eso no está bien, eso no me ayudara en nada si quiero trabajar en la política y en el gobierno, para mí eso no es una posibilidad. Así crecí por muchos años, en el terrible closet, en ese lugar obscuro que debería ser llamado jaula, una jaula dolorosa que no te permite ser tú, que no te permite brillar y que va amedrentando toda tu auto estima y amor propio y por lo mismo hace que lastimemos a los que están a nuestro alrededor.
 
 
No los quiero cansar, pero mi jornada para amarme tal y como soy empezó el día que la vida me sacudió con una trágica noticia (A como les platique en una nota anterior hace algunos años: “Una historia que debe ser contada”) y fue desde ese momento cuando tome la decisión de empezar a vivir una vida plena, feliz y transparente, no una vida perfecta, pero si una vida en la que yo pudiera caminar con la frente en alto y sentirme digno de respeto y totalmente merecedor de amor.
 
La jornada incluyo cambiarme de país, dejar mi profesión y empezar una vida nueva. La jornada no ha sido fácil, he caído, he llorado, me he levantado, he cometido errores y he aprendido de ellos, sin embargo sigo caminando y no solo caminando, sigo teniendo muchos sueños y proyectos que realizar, entre ellos el de seguir escribiendo y llevando un mensaje de esperanza a quien necesite leer mi modesto testimonio de vida.
 
 
A ti que me estás leyendo te digo que no estás solo, que yo estuve ahí donde estas ahora creyendo que no había una salida, creyendo que mi destino seria vivir en medio de una sociedad que no me comprendía, que no me aceptaba o que lo hacía de dientes para afuera, a ti te digo que quizá no te conozco, pero te amo y que para que para que todo empiece a cambiar y a funcionar en nuestras vidas lo primero que hay que hacer es aprender a amarnos y a respetarnos muchísimo. Que no te debe importar encajar en una sociedad que no te aprecia, que te rechaza, que se burla de ti, que lo que digan de ti de frente o a tus espaldas no te debe de afectar porque lo que realmente importa es la opinion que tienes de ti mismo.
 
 
Para mí las herramientas que me han ayudado a amarme son la meditación, el yoga, el ejercicio, la lectura, la apreciación de la naturaleza y el arte, el servicio a los demás, mis amigos (Que algunos sin saberlo han sido para mí ejemplos y maestros de vida) y el apoyo incondicional de mi familia. Hoy, en este día del amor te deseo que cuando te veas al espejo cada mañana, te sientas agradecido por vivir, te sientas lleno de energía y lleno, lleno de amor y que estés convencido de que todos los sueños se hacen realidad y que no hay límites cuando el deseo es puro y emana del corazón.

 
¡Feliz día del amor y la Amistad!
 
 

Comentarios

  1. Gracias Cesar. Me siento contenta🙂 Disfrute mucho esta nota. Soy afortunada y solo puedo decir gracias. Abrazo enorme

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