Un turista en Bloor y Yonge.
Cesar Peralta
No fue nada fácil decidir cuál sería la segunda nota del Blog, despues de pensar en varias opciones finalmente tome la decisión de hacer un estudio de campo para observar el comportamiento de los peatones cuando esperan el siga. Me ubique en la esquina de Bloor y Yonge, una de las intersecciones más importantes de Toronto ya que ahí abajo se unen las líneas del metro que conectan la ciudad de norte a sur y de este a oeste.
El reporte de mis observaciones no es nada nuevo para ustedes, les puedo asegurar que también lo han observado y no solo eso, creo que todos hemos sido parte activa de este tipo de comportamiento. Si alguno de ustedes esta pensando que cuando estamos esperando cruzar la calle la gente los esta criticando, dejenme desilusionarlos y quitarles lo paranoico. Segun los resultados de mi breve estudio: La mayoría de los peatones observados no quieren verse unos a otros. Algunos de ellos miraban al cielo, otros directamente al semáforo, otros no miraban a ningún lado en particular, la gran mayoría trataba de evitar cualquier contacto visual entre sí.
Tratando de descifrar este comportamiento típico de las grandes ciudades en donde todos somos ajenos entre sí y nos esforzamos por mantener distancia, vienen a mi mente otras situaciones típicas de la sociedad en la que vivimos. Muchos de nosotros no sabemos quiénes son nuestros vecinos y si lo sabemos nunca hemos cruzado más de tres palabras con él o ella y que me dicen de lo que pasa en los elevadores, ahí el ¡No me mires que yo no te miro!, ¡No me hables que yo no te hablo! son reglas no escritas. Tan acostumbrados estamos a no tener contacto humano que cuando una persona le sonríe a otra, no falta el o la que piensa que ya ligo, se imaginan como andamos de perdidos que ya una sonrisa se traduce a “me interesas sexualmente” si así como lo están leyendo. ¿Qué pasa mis queridos peatones?, ¿Que traemos en la cabeza?
Les puedo asegurar que la mayoría de la gente que observe en la esquina de Bloor y Yonge era gente buena, alegre, divertida, a la que le encanta reírse y pasar buenos momentos, ninguno de los que estaban ahí parecía no tener sentimientos y más de uno pudo haber pasado por momentos muy difíciles y dolorosos durante su vida. Si le preguntáramos a uno por uno cual es su sueño en la vida les podría asegurar que la mayoría de las respuestas estarían relacionadas con el amor y la felicidad. Es decir, en esencia todos queremos lo mismo y todos tenemos nuestro corazoncito, ¿Por qué entonces nos compartamos tan indiferentes unos con otros?
Sin embargo, en medio de todos los peatones perdidos en sus propios pensamientos y problemas había uno que traía una cámara fotográfica, de hecho era el único que sonreía y observaba todo lo que estaba a su alrededor con mucha atención, con mucha inocencia, con mucha alegría, tomaba fotos de los edificios y de la gente. Su cara reflejaba asombro, estaba sorprendido, se le veía feliz, se le sentía feliz y eso lo contagiaba a otros, muchos peatones le devolvieron la sonrisa, no falto quien le explicara algún dato curioso de donde se encontraba, otro le regalo un mapa y una chica se ofreció a tomarle una foto en donde el apareciera.
¿Que tenia de diferente ese peatón con el resto de los demás? Efectivamente estaba de vacaciones, sin embargo, no era eso lo que lo hacía especial, había muchos turistas por ahí que ni siquiera sonreían preocupados por cubrir la apretada agenda del tour. Lo que hacía especial a este hombre, es que él estaba disfrutando la vida, el momento, no había nada mas importante para él que disfrutar, no había nada más que lo hiciera tan feliz que estar parado ahí tomando fotos, sonriendo y platicando con cuanto peatón podía. Su actitud lo decía todo y lo cambiaba todo.
El turista había elegido conscientemente como quería ver la vida, tenía una infinidad de opciones para escoger entre ellas sufrir por algún evento del pasado o estar preocupado y ansioso por lo que haría la siguiente semana cuando regresara a su país de nuevo a trabajar y pagar las cuentas, también pudo haber criticado todo lo que veía y haberla pasado muy mal, de hecho esa esquina es tan transitada que puede resultar molesta. Sin embargo, el estaba eligiendo ser feliz, disfrutar el momento intensamente y con su elección por el gozo de vivir contagiaba a otros.
¿Cómo sería si empezáramos a vivir como el turista? No necesitamos irnos de vacaciones o elegir una fecha para empezar, podemos empezar ahora mismo, lo único que tenemos que hacer es una elección consciente, tenemos que tomar una decisión y esa decisión implica hacer todo lo que este de nuestra parte para empezar a vivir felices, para empezar a vivir sin miedos y liberarnos de nuestros prejuicios, para empezar a vivir cada día como el único que existe, dejar de ser esclavos del pasado y dejar de posponer nuestra felicidad al futuro, empezar a sonreír más seguido y agradecer cada mañana frente al espejo que estamos vivos.
Cesar Peralta
No fue nada fácil decidir cuál sería la segunda nota del Blog, despues de pensar en varias opciones finalmente tome la decisión de hacer un estudio de campo para observar el comportamiento de los peatones cuando esperan el siga. Me ubique en la esquina de Bloor y Yonge, una de las intersecciones más importantes de Toronto ya que ahí abajo se unen las líneas del metro que conectan la ciudad de norte a sur y de este a oeste.
El reporte de mis observaciones no es nada nuevo para ustedes, les puedo asegurar que también lo han observado y no solo eso, creo que todos hemos sido parte activa de este tipo de comportamiento. Si alguno de ustedes esta pensando que cuando estamos esperando cruzar la calle la gente los esta criticando, dejenme desilusionarlos y quitarles lo paranoico. Segun los resultados de mi breve estudio: La mayoría de los peatones observados no quieren verse unos a otros. Algunos de ellos miraban al cielo, otros directamente al semáforo, otros no miraban a ningún lado en particular, la gran mayoría trataba de evitar cualquier contacto visual entre sí.
Tratando de descifrar este comportamiento típico de las grandes ciudades en donde todos somos ajenos entre sí y nos esforzamos por mantener distancia, vienen a mi mente otras situaciones típicas de la sociedad en la que vivimos. Muchos de nosotros no sabemos quiénes son nuestros vecinos y si lo sabemos nunca hemos cruzado más de tres palabras con él o ella y que me dicen de lo que pasa en los elevadores, ahí el ¡No me mires que yo no te miro!, ¡No me hables que yo no te hablo! son reglas no escritas. Tan acostumbrados estamos a no tener contacto humano que cuando una persona le sonríe a otra, no falta el o la que piensa que ya ligo, se imaginan como andamos de perdidos que ya una sonrisa se traduce a “me interesas sexualmente” si así como lo están leyendo. ¿Qué pasa mis queridos peatones?, ¿Que traemos en la cabeza?
Les puedo asegurar que la mayoría de la gente que observe en la esquina de Bloor y Yonge era gente buena, alegre, divertida, a la que le encanta reírse y pasar buenos momentos, ninguno de los que estaban ahí parecía no tener sentimientos y más de uno pudo haber pasado por momentos muy difíciles y dolorosos durante su vida. Si le preguntáramos a uno por uno cual es su sueño en la vida les podría asegurar que la mayoría de las respuestas estarían relacionadas con el amor y la felicidad. Es decir, en esencia todos queremos lo mismo y todos tenemos nuestro corazoncito, ¿Por qué entonces nos compartamos tan indiferentes unos con otros?
Sin embargo, en medio de todos los peatones perdidos en sus propios pensamientos y problemas había uno que traía una cámara fotográfica, de hecho era el único que sonreía y observaba todo lo que estaba a su alrededor con mucha atención, con mucha inocencia, con mucha alegría, tomaba fotos de los edificios y de la gente. Su cara reflejaba asombro, estaba sorprendido, se le veía feliz, se le sentía feliz y eso lo contagiaba a otros, muchos peatones le devolvieron la sonrisa, no falto quien le explicara algún dato curioso de donde se encontraba, otro le regalo un mapa y una chica se ofreció a tomarle una foto en donde el apareciera.
¿Que tenia de diferente ese peatón con el resto de los demás? Efectivamente estaba de vacaciones, sin embargo, no era eso lo que lo hacía especial, había muchos turistas por ahí que ni siquiera sonreían preocupados por cubrir la apretada agenda del tour. Lo que hacía especial a este hombre, es que él estaba disfrutando la vida, el momento, no había nada mas importante para él que disfrutar, no había nada más que lo hiciera tan feliz que estar parado ahí tomando fotos, sonriendo y platicando con cuanto peatón podía. Su actitud lo decía todo y lo cambiaba todo.
El turista había elegido conscientemente como quería ver la vida, tenía una infinidad de opciones para escoger entre ellas sufrir por algún evento del pasado o estar preocupado y ansioso por lo que haría la siguiente semana cuando regresara a su país de nuevo a trabajar y pagar las cuentas, también pudo haber criticado todo lo que veía y haberla pasado muy mal, de hecho esa esquina es tan transitada que puede resultar molesta. Sin embargo, el estaba eligiendo ser feliz, disfrutar el momento intensamente y con su elección por el gozo de vivir contagiaba a otros.
¿Cómo sería si empezáramos a vivir como el turista? No necesitamos irnos de vacaciones o elegir una fecha para empezar, podemos empezar ahora mismo, lo único que tenemos que hacer es una elección consciente, tenemos que tomar una decisión y esa decisión implica hacer todo lo que este de nuestra parte para empezar a vivir felices, para empezar a vivir sin miedos y liberarnos de nuestros prejuicios, para empezar a vivir cada día como el único que existe, dejar de ser esclavos del pasado y dejar de posponer nuestra felicidad al futuro, empezar a sonreír más seguido y agradecer cada mañana frente al espejo que estamos vivos.
NOTA: Muchas gracias a todos los peatones que han leido las notas en Canadá, México, Estados Unidos, España, Reino Unido y Suecia. Muchisimas gracias por sus comentarios y sugerencias, contáctenme en el Facebook. Nos leemos luego.
Cesar felicidades!! Escribes hermoso! Además tienes el don de escribir de una manera que tocas las fibras del corazón, gracias por compartir,
ResponderEliminarQUERIDO MAESTRO PEATON CESAR: OBSEVACIÒN Y SABIDURÌA PURA, EXCELENTE EJEMPLO DE COMPARACIÒN ! ! ! ! FELICIDADES POR EL BLOG. UN BESO, BYE. PATTY ZARCO
ResponderEliminarMuchas felicidades!! Me encanta leer las notas del peaton!
ResponderEliminarMuchas felicidades peaton. Me gusta mucho tu blog
ResponderEliminarMe encanto el giro del clasico poema de sabines a un enfoque no tan diferente del turista.... tu estilo descriptivo lo hace muy placentero.
ResponderEliminarME SIGUE SORPRENDIENDO ESA VISIÓN Y SENSIBILIDAD QUE TIENES PARA ESCRIBIR; QUE CAPACIDAD DE OBSERVACIÓN Y QUE PACIENCIA PARA OBSERVAR, MUY BIEN CESAR¡
ResponderEliminarAmigooooooooo....me encanto tu blog..esta padrisimo la forma en la que puedes percibir tu entorno, se que es cuestion de paciencia... la realidad de las cosas es que amigo esque admiro tu sabiduria y gran crecimiento personal y a desde aca se nota tambien el lado espiritual!! un gran saludoo y yaaaaaaaa next!! siguienteeeeeeeeeeeeeeeeee!!! nota!! dijeeee yaaaaaaaaaa!! =)
ResponderEliminarNo sabia que escribieras de esta manera, enhora buena primo!, muchas felicidades y gracias por compartir lo que piensas!, te envio un abrazo, saludos desde mty!,
ResponderEliminaratte. tu primo tocayo jejeje
De peatón a peatón, gracias por tus posts. Y sí, vale la pena ver la vida diaria con ojos de turista. ¡Saludos!
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