Las situaciones que nunca imaginamos




Las situaciones que nunca imaginamos.
César Peralta



Hace exactamente un año publique la primera nota del peatón, tal y como lo advertí en aquella ocasión (escribiría cada vez que tuviera ganas). No me aventure y mucho menos me comprometí a decir con exactitud qué tan seguido escribiría, ya que me conozco muy bien y sé que en ciertas temporadas del año puedo ser muy observador y reflexivo y en otras ocasiones puedo estar muy distraído y ocupado viviendo, observando menos y tratando solamente de disfrutar la vida tomando los riesgos correspondientes. Irónicamente cuando decido hacer esto siempre me meto en problemas, algunas veces las situaciones son fáciles de resolver, otras veces me veo en situaciones en las que nunca me imagine estar.

Estas situaciones, en las que nunca nos imaginamos estar son innumerables y pueden ser divertidas, excitantes y emocionantes, otras pueden causarnos miedo, frustración, dolor y desesperación y algunas provocan en nosotros sentimientos encontrados que nos confunden. Algunas veces elegimos estar en ellas y en otras ocasiones estas situaciones inimaginables simplemente llegan a nosotros de manera inesperada. Las reacciones que tenemos hacia estas situaciones no son del todo nuestras, estas son el reflejo de nuestra programación mental formada por las ideas, juicios y creencias que tenemos y que hemos adquirido de nuestra cultura, familia, amigos, formación académica, la religión en la que crecimos, etc. En otras palabras, reaccionamos de tal o cual forma por toda la información que han puesto en nuestra cabeza atreves de los años acerca de los que es correcto e incorrecto, bueno y malo, aceptable e inaceptable, moral e inmoral.

Por eso dos personas en la misma situación pueden reaccionar de distinta manera, lo que para una es el fin del mundo y algo insoportable para otra no significa absolutamente nada. Es decir, nuestras reacciones dependen de nuestra forma de ver el mundo no de la situación en particular. Es ahí en donde está la clave para tomarse la vida relajada. De hecho así nacimos, completamente inocentes, llenos de amor y alegría. Los ojos de un bebe son una invitación perfecta para recordar cuando éramos pequeños y no teníamos tanta basura en nuestra mente.

El deseo de vivir una vida llena de aventuras, emociones y diversión está bien, es humano y natural querer vivir la vida al máximo. Sentirnos vivos depende en mucho de la alegría y la pasión que le ponemos a cada momento de nuestra vida, ser felices es una decisión que tomamos de manera consciente para vivir de manera inocente y natural, una decisión en la que decidimos vivir la vida como un niño sorprendiéndonos y disfrutando al máximo todo, desde las cosas más simples hasta las más sofisticadas. Esta forma de vivir la vida nos puede meter algunas veces en problemas, a los cuales les podemos llamar “situaciones.”

Estas “situaciones” cualquiera que sean, no son realmente importantes, lo que realmente importa es como reaccionamos ante ellas, es decir, lo que importa es nuestra forma de ver la vida, no cómo ven la vida los demás, no lo que piensen los demás. Como percibimos la vida y como afrontamos las situaciones de la vida es una decisión personal que impacta todo nuestro mundo de manera positiva o negativa según cuál sea nuestra visión.

La vida es muy corta y no sabemos hasta cuando estaremos aquí, al final lo que realmente importa no es la cuenta bancaria, ni la posición social, si eres famoso o un miembro importante de la sociedad, no importa si eres ateo o religioso, el título universitario que tengas, el país de donde eres, el idioma que hables, la ropa que uses. Lo único en la vida que vale la pena y de lo cual nos podremos sentir orgullosos al final de la jornada es poder decir sin temor: He vivido y he hecho todo lo que he querido por eso amo mi vida.

La invitación es a vivir una vida llena de momentos felices. Es tu decisión.



Comentarios

  1. Vientos Ces, yo ya tomé la invitación y elegí ser Felíz. Un abrazo y se un gran vividor de momentos felices. Patty Zarco

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