La Estatua de la Libertad.
Cesar Peralta
Hace unos días tuve la oportunidad de estar por primera vez en una pequeña isla al sur de la isla de Manhattan, la “Isla de la Libertad” una de las islas más visitadas y famosas del mundo ya que ahí se encuentra el famoso monumento llamado “La Libertad Iluminando al Mundo” mejor conocido como la “Estatua de la Libertad”, monumento que fue un regalo de los franceses a los estadounidenses en 1886 para conmemorar el centenario de la Independencia de los Estados Unidos, desde ese entonces la Estatua es un símbolo de los Estados Unidos de América y es considerada un patrimonio mundial de la humanidad.
La visita a la Isla fue planeada intencionalmente como mi primera actividad en Nueva York, tengo que confesarles que estaba muy emocionado de poder estar tan cerca de un monumento que representa un concepto profundamente valorado en mi vida “la libertad”, por esa razón no tuve ningún inconveniente en “cooperar” con los oficiales de seguridad quienes se aseguraron de que ninguno de los visitantes fuera “terrorista.”
Cesar Peralta
Hace unos días tuve la oportunidad de estar por primera vez en una pequeña isla al sur de la isla de Manhattan, la “Isla de la Libertad” una de las islas más visitadas y famosas del mundo ya que ahí se encuentra el famoso monumento llamado “La Libertad Iluminando al Mundo” mejor conocido como la “Estatua de la Libertad”, monumento que fue un regalo de los franceses a los estadounidenses en 1886 para conmemorar el centenario de la Independencia de los Estados Unidos, desde ese entonces la Estatua es un símbolo de los Estados Unidos de América y es considerada un patrimonio mundial de la humanidad.
La visita a la Isla fue planeada intencionalmente como mi primera actividad en Nueva York, tengo que confesarles que estaba muy emocionado de poder estar tan cerca de un monumento que representa un concepto profundamente valorado en mi vida “la libertad”, por esa razón no tuve ningún inconveniente en “cooperar” con los oficiales de seguridad quienes se aseguraron de que ninguno de los visitantes fuera “terrorista.”
El ferry que nos llevo a la isla estaba lleno de turistas de todo el mundo a los cuales no nos importo el viento que soplaba esa fría mañana de invierno y muchos compañeros al igual que yo decidimos hacer el recorrido en la planta alta del bote, desde donde se pueden tomar las mejores fotografías y ver el panorama sin que nada se interponga.
Las cámaras no paraban y a medida que el bote se acercaba, la estatua y la emoción crecían, la dinámica era muy sencilla tomarle fotos a la estatua, pedirle a alguien que te tomara una y hacer lo mismo con la gente que te lo pedía, es decir el ambiente era amistoso y amable, se sentía la camaradería típica del turista cuya actitud no es más que la de disfrutar del viaje.
Al tocar la isla un sentimiento de gratitud enorme me inundo, me sentía feliz de estar ahí, agradecido y pleno, uno de mis sueños se había vuelto realidad estaba caminando en la Isla de la Libertad, desde ahí Manhattan luce espectacular y la estatua es imponente. Me pregunto qué habrán sentido los primeros inmigrantes europeos que poblaron Estados Unidos cuando desde los barcos lo primero que veían era la Estatua de la Libertad dándoles la bienvenida a la nueva nación, que según la propaganda de la época les ofrecía una vida llena de oportunidades y libertad.
Desde su creación hasta nuestros días la Estatua ha sido un símbolo de libertad, desafortunadamente también ha sido utilizada como un pretexto para cometer con premeditación, alevosía y ventaja las peores atrocidades alrededor del mundo. En nombre de la “libertad” el “Imperio” que por cierto es el país que menos tratados en materia de derechos humanos ha firmado, se ha autonombrado el salvador del mundo y su misión es la de llevar “libertad” a los “países que la necesiten”, especialmente aquellos que representen significativas ganancias a sus empresas trasnacionales, para ello destina miles de millones de dólares en armamento y propaganda mediática para hacernos creer que sus “misiones” (que no son otra cosa que invasiones) valen la pena y que las muertes de miles de soldados estadounidenses y de civiles en las “zonas de conflicto” son necesarias para llevar paz, justicia y libertad al mundo(que ironía).
La Estatua de la Libertad debería sentirse triste al ver como la utilizan en su afán de justificar cobardes acciones imperialistas, podría sentirse defraudada, podría sentirse avergonzada, sin embargo, ella sigue de pie orgullosa, majestuosa, imponente y llena de vida pues se alimenta del ideal que le dio su nombre, de la esencia que representa y de la vida de miles de mujeres y hombres que han luchado por el establecimiento de condiciones de libertad en el mundo de manera legitima, representa a todos aquellos que han sido perseguidos, encarcelados y asesinados por manifestarse en contra de regímenes autoritarios, corruptos y tiranos, representa a todos aquellos que se atreven a vivir de manera libre y que defienden su libertad como el tesoro más grande que un ser humano puede poseer.
Mi visita a la Estatua de la libertad fue una invitación monumental a vivir una vida plena, libre de miedos, prejuicios e ideas limitantes, libre de las cadenas que nos atan al pasado, libre de conceptos e ideas que nos impiden gozar plenamente el presente y libre de la incertidumbre que nos genera pensar en el futuro. Observar detalladamente su figura fue la invitación perfecta para tratar de vivir con una antorcha de sabiduría encendida que ilumine nuestros pasos y nos haga ver con claridad hasta el sitio más oscuro, siempre firmes y con la frente en alto. ¡Viva la Libertad!
Gracias Cesar... Viva la Libertad!
ResponderEliminarFreedom!!! (William Wallace Style con todo y espada arrojada) jejeje , otro buen post primo, gracias!
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